lunes, 30 de enero de 2017

¿Cual es tu expresión?



Hace mucho tiempo quedé un día con mi amiga Katia. Llegué al punto de encuentro antes que ella y la estuve esperando. Debía de estar pensando en algo desagradable (o al menos eso espero), porque lo que me dijo me dejó anonadada: "Qué cara de asco tienes"
El caso es que le agradezco enormemente la apabullante sinceridad de aquel momento. Porque yo hasta entonces no era consciente de lo importante que es el gesto. Somos un espejo constante de nuestro ánimo sin enterarnos. Vamos en el transporte público, con caras largas y en milésimas de segundo, al ver a alguien conocido, se nos cambia la expresión. ¿Magia? Lamentablemente, la mayoría de la gente se decanta por una expresión muy seria, incluso agria. Observa la próxima vez que vayas en metro, autobús, etc. Yo he me he propuesto llevar lo menos posible cara de cabreo e intento llevar una media sonrisa. No se si son imaginaciones mías... pero desde que lo hago, ¡se contagia!

domingo, 29 de enero de 2017

Adele (6) Fortaleza


Recuerdo el día en que me lo dijo.Yo tenía catorce años y cuando regresé del instituto a casa  mi madre estaba fumando, insólitamente, en el salón. Aquello ya me hizo saltar las alarmas. Ella nunca fumaba en el salón, porque mi padre odiaba el tabaco. Al verme apagó el resto del cigarrillo con parsimonia y me indicó con expresión impávida que me sentara.
"Tu padre y yo nos separamos" me soltó. Lo reconozco, me machacó. Se me abrió un precipicio bajo mis pies y sentí literalmente en el estómago la punzada de la terrible caída al vacío. Entonces me dio la siguiente estocada.
"Me voy a vivir a París" añadió. En ese momento sentí náuseas. Pero ella siguió inmutable, nada de "lo siento mucho", o algúin gesto humano. Salió alisándose la falda y dejándome hecha añicos.
A mi madre yo no le interesaba una mierda.
ELLA se iba a París.
ELLA tendría al fin el glamour y todo lo que decía echar en falta en Madrid.
ELLA podría hacer entonces todo lo que la viniera en gana, sin tener consideración con su marido, ni mucho menos conmigo.
No tardó ni dos días en hacer las maletas e irse de Madrid para siempre. Su despedida fue fría y rápida y  aunque me de rabia admitirlo, nos dejó a mi padre y a mí rotos.  Mi padre, patético, intentando hacerse el fuerte para que yo no sufriera. "Hija, tu no te preocupes,¿eh?" Me decía, esforzándose para que no le viera los ojos rojos. Sí, es  lo que se dice un buen hombre, pero, ¿de qué le sirvió? Cuando ahora recuerdo aquella situación me avergüenzo de él. De que no fuera lo suficientemente hombre como para pararle los pies a aquella arpía que resultó ser mi "madre".
No me gusta mentir, y no me miento a mi misma, reconozco que me hubiera gustado que mi madre me hubiera querido. Con el tiempo lo he aceptado y  puedo decir ocn orgullo, que aquello que me  hizo fuerte, me hizo ser quién soy.

viernes, 27 de enero de 2017

Motivación

 Para variar, un post personal.
En el 2007 decidí escribir, así, sin más. Empleando mucho trabajo y tiempo, escribí "la Tormenta" una novela de intriga. Luego, con total ingenuidad, imprimí cien ejemplares y  fui repartiendo mi "obra" por el mundo, es decir, a famlia y conocidos. Mi madre era el principal punto de distribuición, gracias a ella conseguimos casi vaciar la "caja" de ejemplares. Además, puse el libro con total optimismo en kindle.¡Casi conseguí ganar veinte euros! Lo que más me impactó de aquella experiencia fue ser consciente de mi inmensa ingenuidad. De lo difícil que es que alguien repare en tu libro y te de una oportunidad. De lo importante que es la primera página de la novela. De la gente que te decepciona enormemente, pues sabes que leen '"por los codos" y que no se molestan en decirte si han leído tu novela, con lo que me hubiera gustado que la criticaran bien criticada. Nunca habría imaginado, que las personas que yo hubiera jurado, iban a reaccionar, no lo hicieran. Si  es difícil de leer al principio  (y lo es, que algunos me lo han dicho), dímelo por favor,. Una crítica mala es mejor que la absoluta indiferencia. 
Hoy en día, DIEZ años mas tarde, algunas personas me siguen pidiendo que escriba más. 
La semana pasada, una "lectora" me rocordó que tengo este blog que empecé a escribir  cuando aún no había perdido la ilusión. Sobre todo me recordó para qué escribo.Gracias por este nuevo empujón.

Adele (quinta parte) Expectativas


Hay pocas cosas que me gusten, y aún menos cosas con las que disfrute de verdad. Pero lo confieso, me encantan los saraos de mi familia paterna. No por reunirme con gente, lo cual odio, sino por la clase que tienen mis tías en organizar festejos. Ellas se retan en una especie de duelo "Master Chef", que podría resultar patético, pero la verdad es podrían dejar a cualquier superchef por los suelos. Lo mejor es que por lo general,  después de hacer las preguntitas de rigor y decirme lo bien que me sienta el vestido, etc.me dejan en paz. 
Ayer fue el bautizo de la  hija de mi primo Aurelio. Yo soy la mayor de los primos, pero Aurelio, que es de los primos "pequeños'", seis años menor que yo y un poco lelo, decidió multiplicarse y "enriquecer" el mundo con su estirpe antes que los primos mayores. Mi familia paterna es tan educada, que a nadie se le ocurre rayarme con: " Y tu,¿para cuando vas a tener hijos?". O aún peor: " Que se te va a a pasar el arroz".
Así que acepté la invitación al bautizo.Me apetecía ir a comprar un regalito para el bebé lo mismo que hacerme el arakiri, así que manipulé a Lola para que lo hiciera ella. Aunque estuve a punto de no hacerlo, con el coñazo que me dio:
"No sabes el nombre?" Me dice por quinta vez.
 "No sé Amelia, o Amalia..."Le digo, ya casi gritando. Dios,¿a quién le importa?
 "A ver, si le voy a comprar un babero con su nombre..." Bla bla bla
El caso es que la bebé Amalia o Amelia era como todos los bebés; a mi todos me parecen iguales. Por el cumplir el protocolo, me asomé al cochecito "Oooh, que monada...", no debió de creerme ni el lelo de mi primo. Pero bueno, yo, que había ido directamente al local, porque nunca asisto a ceremonias, me posicioné bien alejada de mit tío Edudardo, que es el pedante de la familia, y me dispuse a esperar un buen agape.  Y fue como esperaba. Cuando algo cumple con mis expectivas, puedo alcazar el éxtasis.