domingo, 29 de enero de 2017

Adele (6) Fortaleza


Recuerdo el día en que me lo dijo.Yo tenía catorce años y cuando regresé del instituto a casa  mi madre estaba fumando, insólitamente, en el salón. Aquello ya me hizo saltar las alarmas. Ella nunca fumaba en el salón, porque mi padre odiaba el tabaco. Al verme apagó el resto del cigarrillo con parsimonia y me indicó con expresión impávida que me sentara.
"Tu padre y yo nos separamos" me soltó. Lo reconozco, me machacó. Se me abrió un precipicio bajo mis pies y sentí literalmente en el estómago la punzada de la terrible caída al vacío. Entonces me dio la siguiente estocada.
"Me voy a vivir a París" añadió. En ese momento sentí náuseas. Pero ella siguió inmutable, nada de "lo siento mucho", o algúin gesto humano. Salió alisándose la falda y dejándome hecha añicos.
A mi madre yo no le interesaba una mierda.
ELLA se iba a París.
ELLA tendría al fin el glamour y todo lo que decía echar en falta en Madrid.
ELLA podría hacer entonces todo lo que la viniera en gana, sin tener consideración con su marido, ni mucho menos conmigo.
No tardó ni dos días en hacer las maletas e irse de Madrid para siempre. Su despedida fue fría y rápida y  aunque me de rabia admitirlo, nos dejó a mi padre y a mí rotos.  Mi padre, patético, intentando hacerse el fuerte para que yo no sufriera. "Hija, tu no te preocupes,¿eh?" Me decía, esforzándose para que no le viera los ojos rojos. Sí, es  lo que se dice un buen hombre, pero, ¿de qué le sirvió? Cuando ahora recuerdo aquella situación me avergüenzo de él. De que no fuera lo suficientemente hombre como para pararle los pies a aquella arpía que resultó ser mi "madre".
No me gusta mentir, y no me miento a mi misma, reconozco que me hubiera gustado que mi madre me hubiera querido. Con el tiempo lo he aceptado y  puedo decir ocn orgullo, que aquello que me  hizo fuerte, me hizo ser quién soy.

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